"Las cámaras son los ojos omnipresentes de los ciudadanos que invaden todos los resquicios de la vida de las personas públicas. Desmitifican el poder.Lo vuelven mundano y frágil". (Durán Barba, Estrategias de Comunicación Política)
La continuidad del conflicto "Campo vs Gobierno" o viceversa (depende de que lado se sitúe Ud. o el medio que lee); en tanto "entidades simbólicas" construidas en la imagen y el discurso, ha generado en el dispositivo televisivo determinadas "marcas de enunciación" que lo han convertido progresivamente en otra cosa.
En especial, la percepción de un "conteo" diario, que no se detiene aunque el televidente encienda o apague el artefacto, genera un efecto de condensación y vertigo en las crónicas periodísticas. La constante referencia al pie del cuadro televisivo; generalmente en colores y contrastes potentes de la cantidad de días de conflicto, condiciona en todo instante una primera "lectura" de las imágenes.
Esta "marca de la enunciación", si bien tiene matices; aparece como una construcción que remite, en tiempos actuales al sistema "Gran Hermano".
El creciente desabastecimiento de productos, el conteo que "nadie" puede detener, los conflictos al interior de cada grupo, la redundancia de críticas en lo estético en cuanto al gobierno, la falta de una oposición clara e identificable desde lo formal y por el contrario, la dispersión discursiva y de actores; son algunas coincidencias con el modelo televisivo que logró exportar "Gran Hermano" al conflicto "Campo" vs. "Gobierno".
Esta "lucha por la supervivencia", donde lo imperante es "ganar o ganar" desde todos los grupos de poder, oculta sin embargo la construcción del dispositivo mismo; las cámaras; oculta al enunciador, que de acuerdo a sus intereses se situará de uno u otro bando.
La personificación de los reclamos en cuatro representantes, como así también la fragmentación de voces desde el oficialismo, permite también condensar entonces un efecto similar al producto televisivo. En tanto Buzzi o Moreno representan cabalmente y mantienen una identificación pública con determinados valores en su figura, pueden ser utilizados por la maquinaria mediática como "personajes" de la escena pública.
El Gobierno no ha podido escapar de esta lógica. El intento de formalizar las estructuras partidarias (cumpliendo paradójicamente con el discurso "republicano de las instituciones") encontró un feroz embate de otros sectores sociales y políticos.
Sin embargo, squí radica esencialmente una cuestión cultural; por ello mismo se explican "los caceroleros" (poco a poco comienza a utilizarse este término, en tanto fueran los "controladores" del sistema social, por su lugar social y avalados por su espacio simbólico e histórico desde 2001). La oposición Pikete vs. Piquete (uno focalizado en el Gobierno K y el otro de construcción histórica por el "movimiento piquetero") también aparece entre "los caceroleros" y "los piqueteros". El primer actor, entonces aparece legitimado públicamente por su espontaneidad y "desmovilización" política.
En este contexto, el efecto GH Campo comienza a articularese desde la misma composición "en sí" de los actores. La existecia de un "menú" de voces a elegir, permite entonces abrir un "hipotético" abanico de "libertad de opinión", mientras la restricción está dada por la misma mediatización.
Resta preguntarnos como continuará el conflicto. Y aquí entonces hay en sí dos cuestiones preliminares: En primer lugar, la amalgama de distintos sectores del campo ha logrado homogeneizar distancias y trayectorias al interior de la oposición, pero de modo circunstancial. De ello quiere dar cuenta el Gobierno con el envío al Congreso de la medida. Sin embargo, esta estrategia política (en donde la mayoría oficialista en ambas Cámaras es una realidad) corre el riesgo de nuevas falencias desde lo comunicacional.
Entonces aparece el riesgo renovado de entrar en una "negociación secreta". El Gobierno buscó así poner fin al "ágora mediático" que consumía día a día la pantalla de todos los argentinos desde la multiplicidad de "cortes". Lo que no comprende el Gobierno, es que ha buscado aquello que carecía en otra institución que "en los mismos sectores disidentes" genera repulsión. En otras palabras, quién poco conoce de "retenciones" y "campo" y sale con la cacerola, no necesita demasiados "cuentos" con relación al Congreso y la "clase política". "Enseñarles a legislar" entonces dirá De Angeli.
El Gobierno también quiso concentrar a los actores en un núcleo, apostar a la proximidad extrema del conflicto, y de paso, generar un posicionamiento de Macri, quién hoy aparece decisivo para el Gobierno. Habiendo descontado Santa Fe y Córdoba, el Gobierno no puede "perder" ni a Scioli ni a sus intendentes, y por consiguiente, menos el escenario de la "Capital Federal".
Para el "Campo" aparece el desafío no menor de volver el Poder Legislativo aquel lugar mediático por excelencia.
El intento de "politización" del conflicto que apostó ahora definitivamente el Gobierno, ha dado entidad desde la existencia misma, ha traspolado lo mediático a lo material, y hoy puede encontrarse con sus mismos "fantasmas" en bancas aledañas. Aquí aparece una coincidencia con GH: los actores aparecen esencialmente "desconocidos" en un primer momento por el público, se contruyen a lo largo del conflicto. Son estos "soñadores" quiénes ahora buscarán el auspicio de algun legislador famoso, que les permita "seguir el juego", siempre por "una causa justa".
Desde la comunicación política, veremos en los próximos días de qué modo se sostienen todos los dispositivos mediáticos que permitan continuar en el "Gran Hermano". No nos olvidemos que este conflicto ha generado "prime time" en horarios que nadie hubiera imaginado estar viendo televisión. Además ha sostendio fantásticamente incluso la venta de nuevos periódicos, como Crítica.
El engaño de la participación del "cliente" o "televidente", se garantiza en el voto de cada noche, en la elección de "quién ha bailado" mejor; quién ha mejorado sus técnicas. "El jurado" hasta ahora se ha reemplazado por las "cámaras omnipresentes" que refería al inicio Durán Barba. Pero ahora, participando el Poder Legislativo, serán los mismos actores quiénes sean capaces de "administrar premios o castigos". Visionario quién alguna vez haya creado "Senado TV".
La competencia se abre juego entonces entre bandos políticos, pero las "expresiones" "desbordarán" el ámbito institucional. En esta línea se sitúan los escraches con dos finalidades: a) garantizar expresiones fuera del ámbito institucional elegido b) afianzar el control del espacio público.
Finalmente, como en los escraches "mediáticos",el poder siempre está en otro lado.
Un presentador de todas las noches podría entonces decir: el baile nunca ha sido de a dos, siempre de a tres. Campo vs Gobierno, como titanes en el ring, se ha vuelto un producto más de una eterna "rivalidad", donde en nombre de la "justicia" y la "libertad" todos los días nos enseñan un nuevo capítulo.
Hasta pronto,
Francisco Schaer
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