"El problema de fondo tiene que ver con la metáfora del
agua, con los tres estados cognitivos: sólido, líquido y gaseoso. La metáfora
le gusta porque vuelve “sensible” la trilogía de Peirce (es una manera de
producir impresiones sobre el universo semiótico, es decir sobre la terceridad
en su conjunto). Toda regla es (momentáneamente) sólida. En su estado líquido,
lo cognitivo fluye en la narración, en la secuencia de hechos. En su estado
gaseoso tiene el carácter no estructurado, contingente, de los afectos y las
impresiones. El carácter fractal de la teoría de Peirce obliga a reintroducir
los tres estados en cada estado: hay una dimensión sólida, estructurante de la
primeridad de los afectos: la dimensión sólida del gas cognitivo son las
imágenes. También el estado líquido de lo cognitivo tiene su aspecto sólido: hay
leyes del flujo de los fluidos, como hay teoría del relato. Y el estado sólido
del estado sólido, es lo que se conoce como leyes científicas, la “terceridad
tercera” de Peirce.”
(Eliseo Verón, en "Espacios mentales. Efectos de Agenda 2", Ed. Gedisa, 2001. Pág. 171)
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