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"La Autoridad pertenece a quien hace cambiar y no a quien experimenta el cambio" - Alexandre Kojeve


En "La noción de autoridad", Alexandre Kòjeve esboza un acercamiento que hoy resulta clave para comprender la situación conflictiva de la "protesta" del sector agropecuario. Kòjeve, en términos generales, sostiene que no hay que hacer nada para ejercer la autoridad; justamente en cuanto se manifiesta a través del ejercicio de la fuerza o a través de otras modalidades, se prueba entonces que no existe una autoridad en juego. El autor sostiene la existencia de distintas autoridades: del Padre, el Amo, el Jefe o el Juez. Asimismo, establece una distinción entre una autoridad selectiva (compuesta por algunas de estos tipos de autoridad) y la total, que engloba los cuatro tipos puros. También, define la Autoridad condicionada, como aquella que "nace como consecuencia de otros actos que no pertenecen a quien la va a poseer, y por lo general, depende de otra Autoridad, de la que depende". El conflicto del sector agropecuario que alcanzará los 90 días, abrió un debate que excede la medida económica adoptada por el ex ministro de economía Martín Lousteau. La excede en tal medida que las entidades agropecuarias han superado sus expectativas iniciales y han expandido su discurso a cuestionamientos políticos, sociales y económicos. Si uno observa los gobiernos latinoamericanos desde la recuperación de la democracia, podrá identificar algunos gobiernos con más de dos mandatos. Por lo general, la Ciencia Política aborda los sistemas democráticos desde el concepto de legitimidad. Y justamente a esa noción apeló recientemente desde lo discursivo la propia presidenta de la Nación. Sin embargo, creo que han sido pocos quiénes advirtieron un problema distinto; basado en la noción de autoridad. Como sostiene Kòjeve, la transmisión de la autoridad opera por herencia, por elección o por nominación. La autoridad "no es engendrada por el ser que la posee sino por sus actos"; ´dirá al referirse a la transmisión hereditaria. "La autoridad puede seguir siendo idéntica a sí misma mientras es transmitida de una persona a otra (individual o colectiva); con la condición de que todas reproduzcan los actos que engendraron esa autoridad". En referencia al monarca constitucional, "parece imposible tratar de otorgar al Jefe de Estado la Autoridad de Jefe, de Juez, y en parte, la de Amo, manteniendo el principio de la transmisión de su Autoridad por vía de herencia". Es momento entonces de comprender que en los últimos años, si bien la Argentina no posee una monarquía constitucional ni mucho menos, es cierto que ha existido en todos los ámbitos una "transferencia" de apellido, o bien un efecto "espejo". Basta analizar las boletas de las últimas elecciones para encontrar apellidos en carácter de titulares; y sus nombres meros comentarios. La instauración de la "marca" durante la construcción de imagen en las elecciones ha convertido a los candidatos cada vez más en etiquetas; productos de sus propias estrategias electorales. Sin duda, esto se vincula a un resultado electoral exitoso y a la obtención de la "legitimidad" indiscutible que otorga el sufragio universal. Sin embargo, el problema no está dado por los votos sino por los actos; no por sus slogan sino por sus palabras, no por sus menciones sino por sus apariciones. Entonces, uno puede preguntarse acerca de la transmisión de una autoridad construida en principio por Néstor Kirchner, tras la más grave crisis de nuestra historia. Preguntarse sobre "su razón de ser"; y la capacidad o incapacidad de transmisión; no en tanto legitimidad "de votos" sino "autoridad" de los actos. Y lo cierto es que; la ausencia de debates, discursos, entrevistas y apariciones durante la campaña han operado luego de algunos meses, provocaron un efecto de "descubrimiento" de la actual presidenta. La construcción mediática apostó entonces al factor imagen; han incidido notablemente sobre sus características incluso personales. Allí entonces, se enmascara un problema superior; que opera como garantía de la reproducción de estas críticas; y es justamente la noción de autoridad, en los términos de Kòjeve. En este marco, Néstor Kirchner aparece en el escenario, ahora para "asistir" el signo que construye "Cristina"; opera en una falta de conversión en símbolo; el tercer nivel que refiere Wittgenstein. "Cristina" aún no constituía en símbolo desde una visión semiótica, requiere al ex presidente, que "habla" desde la experiencia; desde una Autoridad que supo consolidar los cuatro tipos que mencionaba Kójeve. La "asistencia" de Néstor Kirchner, debe replicarse cuanto antes en una propia sujeción del mando por la propia presidenta; sino en cambio opera en los términos de una "autoridad condicionada". En adición, la desventaja de la construcción de un colectivo denominado "Campo" opera en principio disociando la concentración en las 4 entidades; y recobra identidad discursiva autónoma. Referirse al Campo entonces; no es en tanto Gobierno, como concepto arraigado a una referencia con existencia; sino que traspola y excede a los referentes que aparecen continuamente en los medios. El "Campo" ascendió desde el inicio del conflicto de una categoría de colectivo y desde el discurso; a una entidad dotada de "autoridad"; conferida esencialmente por los medios de comunicación. El "Campo" ya no es alternativa a lo instituido, sino que hoy opera como "instituyente". Permite con una capacidad asombrosa reciclar minuto a minuto sus actitudes y discursos, al compás de las cámaras y los analistas. Y antetodo, ha justamente se ha mostrado inalterable a los cambios inducidos por "el Gobierno". La apropiación de símbolos del 25 de Mayo, el Tedeum, el lugar federal para los festejos, la apelación a un pasado común, la reivindicación de la soberanía y el territorio, entre otros; han comenzado a construir entonces una "autoridad" paralela. En adición, esta "autoridad" ascendió rápidamente al escenario público desde la confrontación del Gobierno, en términos de mayoría y minoría: quién posee la autoridad no distingue; sólo lograr la incapacidad de los actores para la reacción; no escinde sino que gobierna. El gran dilema reside en que no pueden coexistir autoridades paralelas; y allí radica el peligro profundo que arraigan las opciones más "duras" para una solución. Además, estamos en un escenario en el cual la principal líder de oposición; vuelve con sus palabras una y otra noche; apelando a "la paz social de los argentinos"; cayendo de costumbre en un idealismo verdaderamente llamativo. Habría entonces que recordar Kierkegaard, cuando dice que "la ética quiere introducir la idealidad en la realidad, es decir, que su movimiento no es como en el de otros casos, en los que se pretende elevar la realidad hasta la idealidad". La falta de movimiento político entonces está configurando una imposibilidad de encontrar instancias formales de representación. La falta de funcionamiento del Congreso y la carencia de estructura partidaria de los "nuevos partidos"; vuelven dependiente al "político de oposición" de la estructura definida por las grandes empresas de multimedios. Cabe preguntarse finalmente; qué ocurre en "la oposición"; un "campo" (Bourdieu) hiperfragmentado; en dónde la comunión aparece sólo en la "opinión" disconforme; en lo discursivo y aún no se plasma en una construcción resistente y convincente para la ciudadanía. Desde el Gobierno, por el contrario, ha sido más redituable encontrar nuevos enemigos a viejos problemas; reciclar las confrontaciones una vez más. Pero esta vez la autoridad no se ha transmitido; y Néstor Kirchner comienza a perder bruscamente la "capacidad" de asistencia. El juego de representantes y representados; en el discurso y en los gestos; hoy reside en los medios. El "Campo" ha seguido los consejos para una "guerra prolongada"; ha convertido el conflicto diario en semanal, para una vez más, volver la última semana a la ofensiva. El Gobierno desangra autoridad; polariza cuando debiera encontrar más mediaciones; una mediación con autoridad y reconocimiento. Pero como sostenía Kòjeve; ésta debe y será la última chance; sólo quien "no hace nada" tiene finalmente en sus manos el poder. Y aquí radica la cuestión: se han producido demasiados cambios para una continuidad; "el cambio en la continuidad" ha llevado entonces impreso el signo del ex presidente; que hoy anhela el sueño chavista; en dónde la autoridad cónclave de un reducto séquito de la corte; se ha inmortalizado concentrada en su figura. Chávez es Chávez. "Cristina" en tanto marca, en cambio; ha jugado el dudoso equilibrio de las "compensaciones"; y ha escapado con el ocultamiento y la falta de debate a la pregunta del ciudadano. Hoy; cuando el "Campo" se vuelve "Instituyente"; debemos preguntarnos no sólo sobre la "calidad institucional" en tanto mercancía del discurso político; sino por el contrario; sobre las condiciones que posibilitan; no sólo nuestras lecturas esporádicas en tiempos electorales; sino mejor las estructuras de sentido que determinan las modalidades en la comunicación; no sólo desde nuestros representandes a y por los representados; sino en la máquina de información y negocios que revela toda empresa periodística. En esta aventura, encontrarán un verdadero cómplice. Bienvenidos al Blog les desea Francisco Matías Schaer.

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