Ir al contenido principal

La esencial intolerancia del pensamiento politicamente correcto

Entrevista con Vladimir Volkoff
Marc Vittelio [traducción de Damián Verde]


Vladimir Volkoff es doctor en filosofía, profesor de inglés, militar durante la guerra de Argelia, funcionario del Ministerio de Defensa y, más tarde, profesor de lenguas y literaturas francesa y rusa en Estados Unidos. Fue el primer escritor que Francia dedicó seriamente sus estudios a estudiar la manipulación informativa. Pariente de Tchaikovsky, es uno de los escritores mejor situados a la hora de explicar el concepto que conocemos como "políticamente correcto", tema de su último libro publicado en Editions du Rocher: "La désinformation par l’image".
Nos hemos encontrado con este autor que rezuma humor y cultura por todos sus poros y que nos ha prodigado algunos consejos para combatir ese veneno que ataca nuestra sociedad.


—¿Cuál es su definición de lo "políticamente correcto"?
—Lo políticamente correcto tal y como lo conocemos en la actualidad representa la entropía del pensamiento político. Como tal, es de imposible definición puesto que carece de un verdadero contenido. Su fundamento básico es aquello del "todo vale". En él encontramos restos de un cristianismo degradado, de un socialismo reivindicativo, de un economicismo marxista, y de un freudismo en permanente rebelión contra la moral del yo. Si comparamos el hundimiento del comunismo con una explosión atómica, diríamos que lo políticamente correcto constituye la nube radioactiva que sigue a la hecatombe.


—¿En qué consiste lo "políticamente correcto"?
—Lo políticamente correcto consiste en la observación de la sociedad y la historia en términos maniqueos. Lo políticamente correcto representa el bien y lo políticamente incorrecto representa el mal. El summun del bien consiste en buscar en las opciones y la tolerancia en los demás, a menos que las opciones del otro no sean políticamente incorrectas; el summum del mal se encuentra en los datos que precederían a la opción, ya sean éstos de carácter étnico, histórico, social, moral e incluso sexual, e incluso en los avatares humanos. Lo políticamente correcto no atiende a igualdad de oportunidades alguna en el punto de partida, sino al igualitarismo en los resultados en el punto de llegada.


—¿Quién lo inventó?
—Nadie ha inventado lo políticamente correcto: nace como consecuencia de la decadencia del espíritu crítico de la identidad colectiva, ya sea esta social, nacional, religiosa o étnica.


—¿Quién lo practica?
—Lo políticamente correcto es de uso común entre los intelectuales desarraigados, pero como es contagioso, es normal que otras personas estén contaminadas sin que por ello sean conscientes de ello.


—¿Cómo podemos desintoxicarnos?
—La desintoxicación es difícil, en la medida en que vivimos en un mundo en el que los media (y la palabra media es, en sí, un barbarismo políticamente correcto) han adquirido una importancia desmesurada y son precisamente éstos los encargados del contagio masivo. El primer remedio consiste en tomar conciencia de que lo políticamente correcto existe y que circula sobre todo a través de nuestro vocabulario. El segundo, sería tomar conciencia de que el "yo" forma parte de un "nosotros" y de que ese "nosotros" debe proteger al "yo" contra el "se dice..." políticamente correcto. El tercer remedio consiste en poner en práctica la conciencia de renuncia a toda terminología políticamente correcta y a las ideologías sobre las que se apoya. Por ejemplo, hay que decir "aborto" en lugar de "interrupción del embarazo", "sordo" en lugar de "deficiente auditivo", "vejez" en lugar de "tercera edad", "sinvergüenza" en lugar de "inadaptado". Un "docente" nunca llegará a ser un "maestro".


—¿Cuáles son los estragos producidos por lo "políticamente correcto"?
—Consisten fundamentalmente en confundir el bien y el mal, bajo el pretexto de que todo es materia opinable.


—Aparte de la nación, ¿cuáles son los blancos predilectos de lo "políticamente correcto"?
—Los blancos predilectos son la familia, las tradiciones y, sobre todo, la creencia en ello, puesto que para lo políticamente correcto solo hay una verdad y lo demás es falso.


—¿Tiene usted la impresión de que Francia es uno de los países más tocados por lo "políticamente correcto"?
—Lo políticamente correcto es supranacional como todas las enfermedades. Si estamos en condiciones de afirmar que nació en determinadas universidades americanas, no es menos cierto que se expandió rápidamente por todo el mundo. Quizá en los países de tradición cristiano-ortodoxa se resiste más y mejor a esta epidemia, probablemente debido a la propaganda comunista, quizá a la propia fe religiosa. Lo hemos visto recientemente con los casos de Serbia y Rusia.


—¿Cómo detectar a una persona "políticamente correcta"?
—Una persona políticamente correcta se considera a sí misma tolerante, pero no practica la tolerancia...


—¿Cómo evitar la contaminación?
—Es verdad que lo políticamente correcto nos acecha y se presenta siempre con argumentos inocentes y de fácil asimilación. Se trata de rechazar su inocencia y repudiar esa facilidad de asimilación. Es necesario, asimismo, prevenirse contra el mimetismo de hablar como los demás. Repito aún a riesgo de parecer pesado, el vocabulario políticamente correcto es el principal vehículo de contagio. En cualquier caso, hay que afirmar que lo políticamente correcto es una fe débil y que, como tal, no resiste a una enérgica aplicación del espíritu crítico. No hay que ser sumisos a los sentimientos y opiniones generalizados: el espíritu contradictorio más obtuso vale siempre más que la aceptación liberal del pasto mediático.


—Según vd., ¿cuáles pueden ser las consecuencias a corto y medio plazo del triunfo de lo "políticamente correcto"?
—Lo políticamente correcto prepara el terreno de forma ideal para las operaciones de desinformación y para la expansión de la mundialización. Cuando todo el mundo crea que las verdades pueden ser objetos de truque, de que no existen ni verdades ni mentiras, el mundo estará preparado para recibir la misma propaganda, de participar de la misma pseudo-opinión pública fabricada para consumo universal. Y esta pseudo-opinión pública aceptará cualquier acción, incluidas las más brutales que indefectiblemente irán en beneficio de los manipuladores.



(Obras de Vladimir Volkoff sobre la manipulación de la información: "Le montage", "La désinformation, arme de guerre", "Petite histoire de la désinformation", "Désinformation, flagrant délit", "Manuel du politiquement correct" y "La désinformation par l’image")Publicado en http://www.harrymagazine.com/200403/la_esencial_intolerancia_del.htm

Comentarios

Entradas populares de este blog

GRACIAS

Quiero agradecer a quiénes, a su manera, siempre estuvieron. Es justo y necesario agradecer a Maestros, colegas, compañeras y compañeros que a lo largo de toda mi vida profesional abrieron con generosidad oportunidades y aprendizajes en distintos ámbitos. Sólo puedo decir: Gracias. Quiero agradecer especialmente a las instituciones universitarias que a diario promueven proyectos de investigación, públicos y abiertos. A la Universidad Nacional de las Artes, a la Universidad Nacional de Rosario y a la Universidad de Buenos Aires. A los profesores y profesoras que me devolvieron en estos años el sentido de seguir adelante. Infinito agradecimiento. Concebir de modo lineal la educación tal vez hoy lo siento un error: en otro momento de la vida encontrar la palabra adecuada puede guiarnos a tiempo. Gracias de corazón O.T.  Gracias a mis familiares y amigos que siempre estuvieron cerca, incluso a pesar de las diferencias. Espero compartir algunos materiales preliminares que he realizado, ...

Hans Belting: Imagen y culto. Una historia de la imagen anterior a la era del arte (1990)

La primera teología de la imagen  Juan Damsceno (muerto ca. 750) Tres discursos sobre los iconoclastas y Exposición de la fe cristiana El gran teólogo procedía de una familia de cristianos árabes e ingresó hacia el año 700 en el monasterio de San Sabas, en las cercanías de Jerusalén. Allí redactó en torno al 730 los "tes discursos contra aquellos que denostaban las imágenes". El primero está dedicado al patriarca de Jerusalén, y el segundo lo escribió con el fin de hacer más comprensible la materia del primero. Los ataques contra el emperador ponen de manifiesto que la polémica sólo era posible fuera de las fronteras del Imperio. Los argumentos se sustentan con numerosas citas de los Padres de la Iglesia, para poner en juego del peso de la tradición. En el capítulo 89, que contiene la "Exposición de la fe ortodoxa" , se resume brevemente la doctrina sobre las imágenes. En Occidente, los escritos de Juan Damasceno no se divulgaron hasta las traducciones ...

Eliseo Verón: "Semiosis de lo Ideológico y del Poder" (1984)

“Es necesario entonces transformar el objeto empírico del punto de partida (el o los textos) por medio de una investigación que se oriente al orden de la discursividad. Definamos dicho orden de la discursividad al menos por la negativa: no hay que tratar los textos como si consistieran en series (necesariamente lineales) de enunciados, obtenidos por “normalización” del corpus (obtenidos, en otras palabras, por destrucción de lo discursivo). Desde este punto de vista, el orden de lo discursivo remite a dos cuestiones importantes. La primera concierne a lo que he llamado la materialidad del sentido . En efecto, la discursividad es un proceso de espaciotemporalización de la materia lingüística: exhibición espacial y puesta en secuencia temporal, inextricablemente ligadas una a la otra. Contrariamente a la opinión de Saussure, el orden del discurso no es lineal . La segunda cuestión concierne al hecho de que, si está interesado en el estudio del sentido socialmente producido de conjunt...