1. Escenarios preconstruidos
La decisión oficial de publicar un informe sobre Papel Prensa en la última semana, significó la necesidad de conceptualizar, tanto en el discurso presidencial y el discurso referido en los medios de comunicación, de la reaparición en la utilización del análisis del discurso como una metodología “funcional”.
Este nuevo “funcionalismo” en el abordaje, supone que el análisis del discurso se convierte en una “técnica” al servijavascript:void(0)cio de otros intereses, un “móvil oculto”. Tanto en el discurso presidencial como en los medios de comunicación, las referencias sobre el discurso del “otro” se hacen presente; ya no bajo los principios que exige un análisis siempre de exploración, sino más bien como un objetivo en sí mismo y funcional a intereses diversos.
No sería bueno olvidar que esto se pone en relación con el modo de construcción de un “lector”. Como sostiene Gramsci (150: 2006) “los lectores deben ser considerados desde dos puntos de vista principales: I) como elementos ideológicos, “transformables” filosóficamente, capaces, dúctiles, maleables a la transformación; II) como elementos “económicos”, capaces de asimilar las publicaciones y de hacerlas asimilar a los demás. Estos dos elementos no son siempre separables en la realidad, porque el elemento ideológico es un estímulo para el acto económico de la adquisición y de la difusión ”.
Ahora bien, en la construcción de este “lector” en sus ambas facetas, la presentación del “Informe Papel Prensa: La Verdad” significó un posicionamiento específico de Clarín y La Nación en la cobertura de la noticia.
Es aquí donde aparece entonces el primer “funcionalismo” discursivo: los “analistas” oficiales.
En esta propuesta, se observa un enfoque que persigue la pretensión de desmitificar el lenguaje periodístico y vincularlo linealmente con una formación ideológica, para luego establecer la configuración de una “formación social” específica que explique un relato construido de los acontecimientos históricos. Esta formación social de la que se dará cuenta en el discurso (ya no en “última instancia” sino en “primera instancia”) responde a una construcción discursiva de entidades, que estrechan relaciones dispares entre “nombres” de sectores sociales: “los militares”, “los piqueteros” o bien “las corporaciones”.
¿Cuál es el rol del analista en esta propuesta? El analista “funcional” ya no trabaja de acuerdo a principios metodológicos que sean puestos de relieve (con sus evidentes limitaciones), sino que opera en tanto “selección”, siempre en los márgenes de lo publicado.
Esta modalidad en la construcción se pone también de manifiesto en la programación oficial de Canal 7. 6-7-8 condensa en sus videoclips distintas operaciones de “recorte” del material audiovisual, que será enunciado por una voz en off que, por lo general, cuestiona a los “enunciadores” mostrados y refuerza con slogans oficiales.
La segunda “selección” opera ahora en la invitación de referentes “en el piso” siempre del oficialismo, sin mostrar diversidad ideológica, eliminando el cuestionamiento explícito a políticas de gobierno. En este marco, el analista “funcional” emite opiniones de juicio no referidas a la utilización del análisis del discurso en tanto metodología, sino como “finalidad”.
La voz del analista entonces se mueve en un escenario preconstruido. Como en un tendido de líneas ferroviarias, el discurso del analista se desplaza libremente en los rieles preconstruidos de una concepción de la “historia” que le vienen dados, externos a su estilo, pero propios en el género instaurado. Y en este punto, el analista “funcional” se convierte en un comentarista de configuraciones de sentidos prediseñadas. Pero mantiene bajo el velo del análisis del discurso, la presentación de una “verdad” revelada, e íntimamente vuelve a soñarse a sí mismo como un “constructor de la historia que nadie contó”.
La tesis de estos “analistas” funcionales encuentra una justificación: la “selección” ideológica en la construcción discursiva oficial se justifica únicamente en móviles políticos, de una “decisión de comprensión histórica de la sociedad”, mientras que la de los medios de comunicación se justifica únicamente en móviles económicos, en tanto mercado editorial.
Por eso, en este punto es necesario abordar el tratamiento de “lo preconstruido” por parte de los medios de comunicación.
En primer lugar, específicamente refiriéndonos a Clarín, el medio ha construido en su formato en papel una “respuesta” a la posición oficial. Siguiendo la máxima “la mejor defensa es el ataque”, en la última semana encontró portavoces de una historia distinta: logró por primer vez (por decisión del mismo medio) identificar sujetos concretos de un relato externo al planteado por el oficialismo, rastreó las pruebas necesarias para desmitificar el sueño de una historia oficial que dispone el kirchnerismo, halló la grieta de la disidencia en los actores.
El discurso kirchnerista, desde el inicio, ha vuelto a nombrar actores plurales de la sociedad en diversos “colectivos” únicos, entidades discursivas que permitían “etiquetar” y explicar diversos funcionamientos actuales de acuerdo a posiciones ideológicas en el pasado, convertir a los sujetos individuales en parte de una metaconstrucción ideológica que circula en el relato oficial.
Ahora bien, la decisión de la presentación del informe es explicada en Clarín como la “operación oficial para quedarse con Papel Prensa”, y contrapone al “hermano y la hija de Gravier desmienten la versión del Gobierno”. Clarín construye una confrontación por fuera de su periódico como actor, agente del relato, identifica una agente pasivo nominado como la “familia” Gravier, y son ellos y no el periódico el que “desmiente” la “versión”.
Por primera vez, Clarín se refiere al discurso kirchnerista en tanto “versión”. Borra el sujeto del enunciado (“Papel Prensa: el Gobierno acusa (¿A quién?) y los Gravier cuentan su verdad”) y establece un cuadrilátero de “verdades”. Esto lo analizaremos más adelante, luego de observar el procedimiento que propuso el gobierno.
2. Anunciación y Razonamientos
Antes de conceptualizar estas operaciones en el discurso referido del discurso presidencial y su tratamiento mediático, debemos establecer un breve marco de la enunciación presidencial en los anuncios oficiales; lo que aquí denominamos “anunciación”.
¿Cuál fue el escenario construido por el discurso oficial? El discurso de Cristina Fernández de Kirchner se efectuó a través de la utilización del servicio oficial de radiodifusión en cadena nacional por más de una hora. En el transcurso de su exposición, exhibió diversas imágenes de portadas y notas de Clarín y La Nación correspondientes al momento en que se producía la venta de acciones de Papel Prensa.
A la izquierda de la figura presidencial, al frente del auditorio, se disponía de un escritorio con la presencia de los principales funcionarios de la administración, y se veía en altura, la foto de Juan Domingo Perón con los brazos abiertos a su regreso al país.
Junto a la presencia de funcionarios de la administración nacional (Jefe de Gabinete, Ministro del Interior, Ministro de Economía), se colocó una impresión del informe representado en pilas y columnas de papeles, ocupando la totalidad de la superficie de una mesa extendida.
En frente del atril presidencial, la presencia de funcionarios, líderes de organizaciones no gubernamentales, periodistas, empresarios y sindicalistas cercanos al gobierno; la presencia en el centro del ex presidente Néstor Kirchner y los principales testigos del acontecimiento referido por la presidente.
En síntesis, la propuesta del gobierno en la construcción del auditorio se concentra en exhibir la “diversidad de la unidad”. Sin pretensiones de identificar nuevos sectores representados en la propuesta de la “cultura popular”, el gobierno ha venido focalizándose en las mismas entidades “colectivas”; no pretende “lo diverso en la unidad”, sino más bien “lo diverso de la unidad”; como decíamos antes, la entidad unitaria es constitutiva de su propia diversidad y viceversa. Las distintas expresiones de la cultura, el sindicalismo y las organizaciones de la sociedad en la diversidad de su unidad. (Es más fácil y recomendable leer a Ernesto Laclau). Pero es hora de volver a Papel Prensa, o bien la prensa de papel.
En la construcción del discurso oficial sobre Papel Prensa existen entonces regularidades con las operaciones que exponíamos antes. Lo diverso de la unidad ahora se identifica en la selección de acontecimientos, de notas a exhibir públicamente por Cadena Nacional. Esta selección siempre es en sincronía. Los hechos de la vida social se explican en la diversidad de formatos, pero en una unidad conceptual; sus diversidades son “funcionales” a este mismo relato. La “Verdad” está por fuera del mismo Informe, se ubica en la trascendencia de los objetivos políticos. La “verdad” sobre Papel Prensa, al igual que otras “verdades” construidas en relación a temas de la historia argentina, debe encastrarse perfectamente con la explicación de posicionamientos actuales.
Razonamiento Oficial Dixit: Es en tanto diverso sector de la sociedad se correspondió con un conjunto de intereses y prácticas en la historia argentina, que puede ser explicado bajo determinada nominación y es en tanto esta misma nominación, que tiene potencialidades de intervenir, ahora por sus intereses de mercado, en el posicionamiento y la “desinformación” entendida como operación ideológica en la sociedad. Las instituciones sólo habitan en el relato de una “Verdad” externa, los funcionarios sólo son agentes de esta misma “Verdad” externa, ellos no tienen pasado reconocido, son frutos caídos del sueño revolucionario. Sólo son vehículos necesarios para el acceso a una “Verdad” revelada.
Ahora bien, este “razonamiento oficial” se corresponde con un discurso político específico. No es éste el momento de abordar la complejidad de cómo el kirchnerismo ha construido la palabra oficial, su autoridad enunciativa. Sólo es positivo, en vinculación a nuestro interés en este trabajo, poner de relieve éstas regularidades que hacíamos mención, que sirven para comprender la “respuesta” que articula Clarín en la “respuesta”.
3. Las verdades de Clarín
La “respuesta” de Clarín se movió en la construcción de 4 “verdades”. En primer lugar, mediante la publicación de solicitadas (“A la opinión pública: Mi verdad”) y facsímiles (“Que dijo en 1986 la viuda de Gravier”), el medio pudo reforzar un agente externo al posicionamiento del periódico: encontró la fuente en un sujeto concreto, “los Gravier”, que opone otra “historia”. (…) “Los testimonios que acompañan la edición de hoy de Clarín reducen estas aseveraciones al ridículo.”.
Es a partir de la publicación de esta “verdad” de los sujetos concretos, del modo en que el medio ahora explica a los “sujetos históricos”; esas entidades con su significación en disputa: tanto los medios como el gobierno busca apropiarse de las mismas. La operación de Clarín en este punto es la siguiente: toma distancia de la entidad “Papel Prensa” a través de la promoción de un colectivo específico “los accionistas”, y desde allí lo reapropia como una “empresa” de medios de comunicación. “Los accionistas”, producto de un lenguaje economicista de la materia, permite que “hablen” sobre las características de la posición oficial. “Los accionistas de Papel Prensa hablan de autoritarismo y criticaron duro a la Presidenta”.
Ahora bien, en conjunción del primero y del segundo punto, se construye el tercer sujeto colectivo “los empresarios”. Este “colectivo” se repone en “los Gravier” o “Grupo Gravier” y en “los accionistas”. Desde el sujeto concreto que dispone “su” verdad, y desde “los accionistas” que publican “sus” comunicados, el gobierno construye su tercera entidad: “los empresarios”. Este “colectivo” se edifica a partir del “faltazo masivo de empresarios al acto”. (…) “Por primera vez desde 2003 la UIA decidió no asistir a una invitación oficial” (…) “Fracasó la presión oficial y hubo un faltazo masivo de empresarios al acto.”(25/08/2010).
La “casi total ausencia de empresarios” en Clarín se explica porque “iba a quedar calificado como un acto de perfil netamente político”. Este nombre de “acto”, en referencia a un evento propiamente político y organizado, se contrapone con el enfoque de “anuncio” que han tomado los “analistas” oficiales. El anuncio, en contraposición del acto, es la exposición de un conjunto de acciones dirigidas y en relación con una materialidad externa a la cual se busca comunicar. El acto en contraposición, configura en principio un auditorio distinto, y dispone un objetivo que trasciende la publicidad de una acción, sino ahora un interés político.
Bajo esta intencionalidad del “acto”, permite construir un concepto central: el “Plan del Oficialismo”. Este “Plan del Oficialismo” tendrá dos facetas: una interna, en la cual se “desnuda” esta intención en los propios enunciadores que repone el periódico (“Dos testimonios clave desnudan el Plan del Oficialismo para controlar Papel Prensa”) en línea con lo que veníamos sosteniendo, y una externa, materializada en la posición de “los empresarios” y de “la oposición” (…) “La oposición acusó al Gobierno de “falsear” la historia de Papel Prensa. La utilización de comillas en este título advierte la necesidad del periódico de tomar distancia de una posición con la cual acuerda.
Como decíamos al inicio, la “verdad” de Clarín se articula en estas 4 “verdades externas” al mismo periódico, pero que Clarín reconstruye en una polifonía discursiva en la que busca posicionarse como “distante” a una Verdad por fuera del mismo relato. La “Verdad” de Clarín está en la exposición de “verdades”; similar al que propone Kirchner en la construcción del discurso político.
En un escenario en el cual el periódico se vuelve “actor” de los acontecimientos, Clarín encierra a sus analistas “funcionales” recién en su página 14. El refuerzo de “los Kirchner” (homologa un modelo de decisiones, más allá de las presidencias) y las caricaturas de Sábat rayando lo grotesco (la Presidenta con “bigote” en alusión a su “autoritarismo”), operan más que como análisis como “comentarios” de las “verdades” de Clarín.
Esta transformación de los “análisis” en “comentarios” implica una precarización del lugar del “analista”, producto fundamentalmente de la utilización de la fragmentación y reducción de espacios vinculados a “su” verdad.
4. Conclusiones: Ironías Irresueltas
Para finalizar, tanto en 6-7-8 como en Clarín, aparece una intención de construir, bajo operaciones distintas, una voz en off que “oculta” en su enunciación el conjunto de operaciones de “selección” en la presentación de las “verdades”. Predomina lo irónico, en la descalificación del “otro” pero en la subversión de su propia interpretación. Dominique Mainguenau señala:
“En los caso de subversión (…) el enunciador “imita” un texto o un género para descalificarlo. Se opone a lo que subvierte, para valorizar su propia enunciación. Pero puede haber subversión sin que haya impugnación de un género o de un texto previo: en este caso, el enunciador subvierte su propia enunciación. Es lo que se llama ironía.”
En la reconstrucción de un relato, político en ambos pero con destinatarios diferentes, Clarín y los programas oficiales subvierten su propia enunciación. Entonces es tiempo de preguntarnos:
¿Asistimos al pasaje en la construcción de un discurso político “en los medios de comunicación” a “de los medios de comunicación”?
¿Cuál es la creatividad que hoy disponen los medios de comunicación oficiales y privados si la libertad de expresión es sólo un móvil de fundamentos en última instancia?
¿Quién y cómo decidirá la construcción de nuevos “colectivos” de representación, externos al relato oficial de la historia de los últimos 30 años? ¿Qué “lector” ideológico y económico como sostenía Gramsci, propone “la oposición”?
¿Dónde habita la efectividad de la política pública si la representación siempre dialoga en “lo irónico” y la subversión de sus propias interpretaciones?
La prensa agita sus banderas de papel mientras el gobierno navega en las costas de una confrontación ciega con entidades discursivas de un relato. La destrucción de una “Verdad” impresa en informes y el agotamiento de una “Verdad” mediática, en el disfraz de “lo irónico”. Una pelea simbiótica que terminará debilitando la incidencia de ambos en la construcción hegemónica de la sociedad, algo que tal vez siempre ha sido imposible en sí misma.
Por Francisco Matías Schaer
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